Haga alma ¿el suicidio va al cielo? Hoy en día, cada vez más personas luchan contra numerosos problemas mentales y emocionales. Algunas personas no pueden hacer frente a las prisas del mundo moderno; la búsqueda de dinero, la presión constante y la competencia. El resultado es la depresión y un número creciente de suicidios cada año (especialmente entre los jóvenes). Muchos católicos se preguntan si una persona que se suicida tiene la posibilidad de salvación. La opinión de la Iglesia católica al respecto ha evolucionado a lo largo de los años. Ahora se sostiene que los suicidas pueden ir al cielo.
La vida es, sin duda, el regalo más precioso que recibimos del Señor. Quitarlo es actuar contra Dios. Es un alejamiento de él y un rechazo del amor que nos da. Sin embargo, al hablar de los actos humanos, debemos dividirlos en dos categorías: actos conscientes y actos inconscientes. Si el acto de quitarse la vida es una manifestación deliberada contra Dios, es un pecado mortal que excluye la posibilidad de salvación del alma. En cambio, si una persona se suicida en un acto de desesperación, actuando inconscientemente bajo la influencia de un impulso y de emociones fuertes que incapacitan el pensamiento, o si es el resultado de una enfermedad mental grave, no podemos hablar de pecado mortal. Así que las personas que se quitan la vida a causa de la depresión tienen una oportunidad de salvación.
¿Los suicidas van al infierno?
Todavía hace varios años Iglesia El catolicismo condenaba explícitamente los suicidios. Los veía como personas débiles que se habían alejado de Dios. Los suicidas no podían tener un funeral por la iglesia y ser enterrados en un cementerio entre los demás muertos. Hoy en día, se hace hincapié en la empatía y en la comprensión de que el suicida, al tomar su más preciado regalo de la vida, lo hace en un estado que impide el pensamiento racional.