Abraham (originalmente Abram) se considera el primer Hebreo patriarca. Según el relato bíblico, es el padre de toda la nación judía.

Abram, junto con toda su familia, vivió inicialmente en la ciudad caldea de Ur. Desde la ciudad de Ur, Abram partió de viaje, a las órdenes de su Dios Yahvé. Dios Y se le apareció a Abram y le dijo que saliera de su tierra natal y de la casa de su padre a la tierra que le mostraría [(Génesis 12:1)].

En este punto también se produjo la primera promesa Yahvé hacia Abrama. Prometió hacer de él una gran nación, y hacer de su nombre en todo el mundo. A pesar de su avanzada edad, Abram se puso en marcha con su mujer y su sobrino. Al llegar a las cercanías del pueblo de Sychem,

Abram pero tuvo que compartir la tierra con su sobrino Moscaque eligió para sí todo el valle JordaniaAbram, en cambio, se fue a la tierra de Israel. Yahvé dijo a Abrama que mirara delante de él, y que mirara desde el lugar en el que se encuentra hacia el norte, hacia el sur, hacia el este y hacia el mar; todo el país que vio se lo dio a él y a su posteridad para todos eternidad [(13:14-15)]. Esta es la segunda promesa que Dios a su elegido.

A la edad de 99 años, Abram volvió a sufrir revelaciones Dios.

Esta vez, a cambio del sacrificio, hizo Dios de él como el padre de las naciones. A partir de ahora debía identificarse nombre de Abraham (padre de muchos) y que iba a iniciar una dinastía real, empezando por un descendiente que nació un año después.